Los vikingos a principios del siglo IX lanzaron ataques contra las costas de Europa, británicas, francesas, llegando a las de la entonces Al Andalus.
En el año 844, Al Andalus, con un alto desarrollo cultural y científico se convirtió en el foco de las ambiciones de los guerreros vikingos, que, en busca de botín y riquezas asaltaron la actual capital portuguesa, Lisboa, que se encontraba bajo el dominio de la dinastía omeya reinante en Al Andalus.