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Cultura

La histórica presencia simbólica y cultural británica en Tánger

Tánger fue un punto más destacado de la presencia británica, que se ha mantenido resistente frente a las rápidas transformaciones urbanas, y aún no ha borrado las huellas de un período en el que la ciudad del Estrecho era un destino favorito para los diplomáticos e intelectuales británicos.

De hecho, algunos de sus monumentos aún recuerdan una época en la que la ciudad fue el hogar de una élite inglesa que encontró una especie de liberación de su clima, ubicación y espacio cultural.

Entre estos monumentos destaca la Iglesia Anglicana de San Andrés, construida en 1894 en un terreno cedido por el sultán Hassan I (1836-1894) a la reina Victoria (1819-1901) y que fue consagrada en 1905. Se encuentra ubicada en la calle Inglaterra.

La iglesia presenta un estilo arquitectónico único, morisco, con un minarete de estilo marroquí y una inscripción del Corán sobre el altar, lo que refleja el carácter de Tánger como un espacio de tolerancia e interacción cultural.

Cerca de la iglesia hay un pequeño cementerio inglés que contiene las tumbas de personajes británicos que eligieron establecerse en la ciudad, en especial, el periodista, corresponsal de The Times, Walter Burton Harris (1866-1933), cuyo nombre se inmortalizó al convertir su villa, con vistas a la bahía de Malabata, en el Museo Villa Harris desde 2021.

Se destacan figuras que contribuyeron a la continuidad de esta presencia y también enterrados en Tánger, como el anticuario y coleccionista Christopher Gibbs (1938-2018), icono cultural británico en los años 60 y que contribuyó al mantenimiento de la iglesia.

Se instaló en Tánger en 2006 en la casa que había sido propiedad de los artistas James (1883-1959) y Marguerite (1905-1999) McBey.

Hay que mencionar el nombre de David Herbert (1908-1995), hijo del 15º conde de Pembroke, que vivió en Tánger desde 1933 y murió allí, convirtiendo su casa en un punto de encuentro de intelectuales ingleses.

La fotógrafa inglesa Tessa Codrington (1944-2016), vivió durante mucho tiempo en Tánger pasando etapas, pero especialmente desde 1973 ya que heredó una residencia en la Montaña Grande (Jebel El Kebir) llamada Dar Sinclair, propiedad de su abuelo, el arquitecto Jack Sinclair, desde 1926.

Esta presencia británica, simbólica, arquitectónica y cultural, sigue viva en ciertos rincones de la ciudad, recordando una larga historia cruzada entre las dos orillas y dando a Tánger una dimensión humana que trasciende sus transformaciones geográficas.

Historia

Hay que recordar que en la historia perteneció en un breve período a Inglaterra. Tánger fue transferida a la Corona británica como parte de la dote del matrimonio de la princesa portuguesa Catalina de Bragança (1638-1705) con el rey inglés Carlos II (1630-1685).

La urbe fue entregada por la corona portuguesa, que controlaba la ciudad desde hacía casi dos siglos, pero pasó al control inglés después de que el rey portugués Alfonso VI (1643-1683) se la entregara ante la boda de Catalina de Bragança.

Tánger dejó de ser posesión portuguesa  y pasó a ser inglesa en 1662, pero después de 23 años, en 1684, la ciudad del Estrecho volvió a Marruecos después de tenerla fuera de su poder durante un período de más de dos siglos, en concreto, 213 años.

También el Reino Unido formaba parte del Tánger internacional (1923-1956) en su comité de control y el inglés era uno de los idiomas oficiales en ese período.

Por último hay que mencionar la relación, al otro lado del Estrecho de Gibraltar, de la colonia de Gibraltar, perteneciente al Reino Unido, con Tánger, con quien mantuvo conexión marítima en el pasado.

Texto: Jesús Cabaleiro